Seguro que alguna vez has leído que los ejercicios de Kegel sirven para fortalecer la musculatura del suelo pélvico y es posible que ya sepas que la importancia de estos músculos radica en que se encargan de sostener los órganos que se encuentran alojados en la pelvis (en la mujer: vejiga, uretra, útero, vagina y recto).
Tal vez te hayas preguntado si estos ejercicios son buenos para todas las mujeres y, en especial, para ti. Pues bien, aquí tienes algunas respuestas. Sigue leyendo…
¿Puedo hacer ejercicios de Kegel para tonificar mi suelo pélvico?
En general, dichos ejercicios son buenos para muchas mujeres, pero ¡atención! no lo son para todas. Y es que existen casos muy concretos en los que pueden resultar perjudiciales.
¿Cómo saber si te van a beneficiar? Lo ideal es que, exista o no un problema, antes de nada, acudas al profesional especializado en este tema, para que pueda hacer una evaluación del estado de tu suelo pélvico y aconsejarte.
En este sentido, Vanessa Pazos, fisioterapeuta del suelo pélvico, señala que los ejercicios “tienen que estar adaptados a cada paciente en concreto”, ya que van a depender “del tipo de fibra muscular que tengas débil, de tus tiempos de resistencia, intensidad y capacidad de trabajo ante la situación que te provoca dificultad”. Por este motivo, la fisioterapeuta no recomienda estos ejercicios si no son pautados por profesionales, ya que, aunque generalmente aporten beneficios, también pueden perjudicar, sobre todo, si los practicas más de lo necesario.
Mujeres que no deben hacer ejercicios de Kegel
Entonces ¿qué mujeres no deben realizar los ejercicios de Kegel? En principio, estos ejercicios no están indicados para aquellas que tengan un suelo pélvico híper tonificado.
En caso de tener un exceso de tono muscular, como indica Pazos, realizar los ejercicios de Kegel puede perjudicar y llevarte a sufrir dispareunia (dolor o molestias durante la penetración) o vaginismo (dificultad o imposibilidad de penetración vaginal por tensión de los músculos del suelo pélvico). También podrían llegar a dificultar los orgasmos, e incluso, el parto.
Sobre el caso concreto del embarazo, la fisioterapeuta aclara que, después de un parto, los ejercicios de Kegel suelen ser aconsejables, pero es mejor esperar unos meses para poder evaluar, antes de nada, si estos músculos se han quedado debilitados o no. “Y si hay cicatrices nuevas en la zona, hay que respetar el proceso de cicatrización”.
Mujeres que pueden hacer ejercicios de Kegel
Dicho esto, ¿qué mujeres pueden realizar los ejercicios de Kegel? Pues pueden practicarlos aquellas que, no presentando ningún tipo de problema, quieran fortalecer su musculatura para mejorar en el área sexual y evitar problemas a largo plazo.
Mujeres que deben hacer ejercicios de Kegel
Y, más aún, ¿qué mujeres deberían realizar los ejercicios de Kegel? Este punto es muy importante ya que existen determinados casos en los que no solo se deben practicar dichos ejercicios, sino que se vuelven imprescindibles. Veamos cuáles son:
- Si realizas con regularidad deportes de impacto continuo contra el suelo como, por ejemplo, running, equitación, voleibol, tenis o aerobic. Y, del mismo modo, si practicas ciertos bailes como el ballet clásico o flamenco, ya que este tipo de actividades a largo plazo debilitan el suelo pélvico.
- Mujeres a partir de la menopausia, pues con la pérdida de elasticidad de los tejidos esta musculatura se debilita bastante, dando lugar a pérdidas de orina o prolapsos (cuando algún órgano de la pelvis se sale de su lugar).
- Si eres una mujer que ha dado a luz recientemente, es probable que necesites fortalecer tu suelo pélvico, pues con el parto, por lo general, se pierde tonicidad.
- Si padeces incontinencia urinaria de esfuerzo, es decir, pérdidas de orina al estornudar, toser, reír o realizar cualquier pequeño esfuerzo o actividad física son señales de que tu suelo pélvico tiene bajo tono muscular y que necesitas fortalecerlo.
- Mujeres con dificultad para llegar al orgasmo, ya que los ejercicios de Kegel aumentan el flujo sanguíneo y la presión de las paredes de la vagina. Esto supone una mayor facilidad para conseguir orgasmos y mayor sensibilidad durante el coito.
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