Estoy convencida de que si os preguntara cuál es el color que asociáis con la Navidad, la mayoría, por no decir todos, me contestaríais: el rojo. Apuesto a que muchos acudiréis a estas celebraciones pascuales engalanados con algo de esa tonalidad, y qué decir de la ropa interior nueva y de un vivo bermellón que alguno que otro os pondréis para recibir al 2024… Bien, vuestra elección no sería casual y, sin entrar en la teoría del color, a grandes rasgos, en nuestra psique el rojo simboliza el amor, la pasión, la sangre y, a la par, diversas religiones lo usan con el cometido de rendir culto a las divinidades.
Pero ¿qué pasaría si os dijera que, a su vez, el rojo juega un papel fundamental en cuanto a la atracción?
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Un estudio titulado Romantic Red: Red Enhances Men’s Attraction to Women, fechado en 2008, de la Universidad de Rochester, en Nueva York, y que podéis hallar en la edición online del Journal of Personality and Social Psychology, ha concluido que la referida coloración, llevada por las féminas, acrecienta la atracción por parte de los varones. Los especialistas afirman que ello tiene una fuerte raíz primitiva. En efecto, y sin faroles, tanto el profesor en psicología, Andrew J. Elliot, como la investigadora, Daniela Niesta, insisten en el origen biológico de la atracción, del cual los hombres no son conscientes.
Los primates machos no humanos se sienten seducidos por sus contrarias si estas lucen un intenso rojo; véase determinadas hembras exhibiendo dicha tonalidad en sus genitales, pecho o cara durante el período de ovulación a modo de reclamo sexual, debido a que los niveles de estrógeno suben, acto que favorece el flujo sanguíneo en las mentadas zonas.
En este caso, los machos humanos, de manera paralela, también responden al estímulo encarnado, como se demuestra en las pruebas de laboratorio. A los sujetos de estudio se les mostraron mujeres en distintos escenarios y situaciones con una gran variedad de colores; no obstante, aquellas que vestían de rojo o presentaban detalles en este color fueron escogidas antes que las otras.
De hecho, los resultados de estudio indican que una fémina ataviada de rojo tiene más posibilidades de obtener beneficios tales como un ascenso, ser invitada a cenar o, en general, a que se gasten más dinero en ella a diferencia de si fuera vestida de otro color.
De por sí, las relaciones sexuales aumentan en las fiestas natalicias y, por ende, se da pie a un incremento de la natalidad que ve sus frutos en los meses de agosto y septiembre; es por ello por lo que conocéis a tanta gente —o vosotros mismos— que cumple años en esa franja. Y hay que añadirle a la ecuación lo aseverado por un estudio del año 2013 del American Journal of Obstetrics and Gynecology, el cual apunta que, con la llegada del frío, el esperma es de mejor calidad, u otras investigaciones sobre la conexión entre las horas de luz y la receptividad de los óvulos…
Y no, no me estoy desviando del color, al fin y al cabo, todo va en consonancia y, de la misma forma que los hombres actúan influenciados por el rojo como un signo de disposición sexual, otras pesquisas ratifican que las mujeres hacen lo propio, empleándolo por el mismo motivo, sea incluso mediante un Christmas Ugly Sweater[1].
Que esta sea, pues, una roja, muy roja Navidad…