Hay cientos de maneras de masturbarse pero, según un estudio, el 71% de las mujeres es fiel a la misma. Si algo funciona, para qué cambiarlo, ¿verdad? El problema es ese: la masturbación se convierte en algo funcional: cinco minutos, orgasmo más o menos intenso y a seguir con la rutina. Mecánico, ¿no te parece? Una de las quejas más habituales de las parejas es que el sexo se vuelve monótono. Esperamos de nuestro amante aventura, improvisación, dulzura, fuego…entonces, ¿cómo es posible que no nos lo demos a nosotras mismas?
Si quieres formar parte del 29% que explora todas las posibilidades del placer en solitario, este es tu artículo. En él, te enseñaré técnicas deliciosas para masturbarte y las mejores posturas para hacerlo. Venga, no seas perezosa, conócete, experimenta, adéntrate en la aventura de explorar tu cuerpo.
Zonas a estimular
Clítoris
El clítoris es la estrella por antonomasia de toda masturbación, aunque solemos centrarnos en su glande. Lo más habitual es acariciarlo suavemente con la yema del dedo o pulsarlo como si fuera un botón. En este caso, debes ejercer la presión adecuada ya que al excitarse, el clítoris se pone erecto y su punta, en la que se concentran 8.000 terminaciones nerviosas, queda al descubierto, por lo que si se sobre-estimula duele; para que eso no ocurra, mantenlo siempre lubricado y alterna distintos tipos de caricias: de lado a lado, lo hace vibrar y estremecerse; de arriba abajo, descubre la cabeza y lo sensibiliza; y, en círculos, permite lubricarlo adecuadamente si se alterna con penetración de los dedos en la vagina.
El resto del cuerpo del clítoris yace bajo la piel y la carne y se prolonga hacia abajo hasta rodear la abertura vaginal. Todo él es masturbable si empleas las técnicas adecuadas. La más placentera es pinzarlo con los dedos o con los nudillos, a través de los labios, procurando atrapar toda la superficie que puedas, incluyendo la que subyace; de este modo, mantendrás la lubricación y estimularás también los puntos erógenos de la vulva.
Nota del editor: consulta este artículo sobre la estimulación con ondas sónicas de la parte interna del clítoris. SONA: viaja al centro de tu clítoris
Vulva
El pubis es el punto erógeno de nuestra vulva que menos estimulamos, a pesar de que es tan sensible que una mujer puede llegar al orgasmo si lo acaricia suavemente. La caricia será más efectiva si estás depilada y utilizas una pluma; aunque si tienes vello, puedes tironearlo estimulando todas las terminaciones nerviosas.
Los labios externos son el equivalente del escroto masculino y también están repletos de terminaciones nerviosas; si los aprietas gradualmente acabarás sintiendo un fuerte estallido de placer en todo el vientre. En cuanto a los labios internos o menores, su piel es extremadamente sensible, por lo que es mejor que lo hagas con suavidad.
Vagina
El Punto G, al igual que el clítoris, es la otra gran estrella del espectáculo; ¿por qué no masturbarlos a la vez? Presiónalo con el dedo corazón a la vez que pinzas rítmicamente el clítoris entre los dedos gordo e índice; experimentarás un orgasmo doble muy intenso.
No todo se reduce al Punto G, hay otros dos puntos muy sensibles a la entrada de la vagina. Para encontrarlos imagina un reloj sobre tu clítoris: los puntos se encuentran entre la una y las dos a la derecha y entre las diez y las once a la izquierda; acarícialos suavemente con la yema de los dedos o presiónalos rítmicamente.
Otro punto muy sensible es el U, como te conté en el reportaje sobre las técnicas para lograr la eyaculación femenina o squirting, se encuentra en la pared anterior de la vagina, alrededor del orificio externo de la uretra, cerca del Punto G. Es más sencillo localizarlo cuando estamos excitadas, porque el tejido eréctil que rodea a nuestro conducto uretral se hincha y el Punto U sobresale. La mejor manera de estimularlo es presionándolo ligeramente hasta que sientas que estás a punto de correrte; en ese momento, relaja la vagina, presiona el Punto U con fuerza y déjate llevar. El orgasmo será muy intenso.
Las 5 mejores posturas para masturbarte
Dependiendo de la zona, unas posturas será mejores que otras. Aquí van mis propuestas:
1. Sobre una silla
Sentarse en una silla de cara al respaldo permite posturas abiertas con las que probar distintos tipos de estimulación vaginal. Si tienes donde reposar los pies, mucho mejor, no necesitarás tener mucha elasticidad; si no, pon un pie en el asiento y el otro en el suelo, separa las piernas todo lo que puedas y tócate.
¿Por qué no pruebas a masturbarte frente a un espejo? Coloca la silla frente a uno de cuerpo entero y acaríciate mientras te observas. O coge uno pequeño, aférrate con una mano al respaldo de la silla para no caerte y sostenlo con la otra mano. Mira tu sexo, aprecia su belleza única, ámalo explorando cada pliegue con tus dedos dándote placer.
2. Postura de la amazona
Ya sabes que esta es la postura favorita de las mujeres porque tenemos el control y también es ideal para la masturbación con juguetes. Si te excita la penetración, apresa un vibrador con los tobillos, siéntate sobre él, introdúcelo en tu sexo y muévete como si follaras; si prefieres un cunnilingus, escoge un juguete que lo simule y frota tu cuerpo sobre él, emulando El Trono de la Reina hasta correrte.
¿No tienes juguetes? No importa: mastúrbate con el pie. Siéntate sobre el talón de manera que presiones suavemente la vulva con él y balancéate hacia delante y hacia atrás frotando toda tu vulva o el clítoris hasta que pierdas el control.
3. Doble penetración
Ya sabes que la penetración anal bien hecha puede llevarte al orgasmo. Lubrica tus dedos y juega con esa zona tan sensible de tu cuerpo. ¿Por qué no aumentar la apuesta? Estimúlate el clítoris con el dedo gordo y con otro dedo la zona anal. El mejor modo es introducirte el dedo corazón en el ano, el gordo en el Punto G y luego pinzar la zona con movimientos rítmicos.
4. Masturbarse con un cojín
Con esta postura, similar a la anterior, podrás frotar tu vulva contra un cojín estimulando toda su superficie. Si estás desnuda, escoge uno de materiales naturales para no irritarla y prevenir infecciones; si no, usa una braguita de raso o seda, las sensaciones serán más fuertes.
5. En la bañera
Ya hemos hablado del placer de masturbarse en la ducha con el chorro. ¿Y si das un paso más? Llena la bañera de agua caliente, sumérgete, cierra los ojos y abandónate con la cabeza semi sumergida, aislándote del exterior. Acaricia tu cuerpo con aceites esenciales, demórate en cada poro de tu piel, sin prisa, sin tiempo. Mastúrbate tras untar tus dedos con un lubricante resistente al agua o con un juguete sexual sumergible.
Estos son mis consejos sobre cómo disfrutar de tu sensualidad en solitario, pero como te digo siempre, la base del erotismo es la imaginación y el deseo de explorar todas las posibilidades que tu cuerpo te ofrece. Sé tu mejor amante.