Sexo

Cuando no es precisamente oro lo que cae del cielo: La lluvia dorada

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Hace ya unos años, creo que allá en noviembre de 2016, una expresión que ni siquiera habíamos utilizado en este blog se convirtió en la más buscada por Google. Sí, nunca habíamos hablado sobre lo que dicen que mantiene a Donald Trump a merced de los deseos políticos rusos. Pero hoy voy a hacerlo. Y es que no hay razón para reprimir unas palabras sobre la conjunción de la excitación o el deseo erótico y la orina o, lo que es lo mismo, sobre la «lluvia dorada». Vamos a ver qué es y, si gustas, también cómo proponérselo a tu pareja y cómo hacerlo de la manera más sana.

La lluvia dorada

Para aquellas personas que aún no estén al tanto, una lluvia dorada es el acto de orinar sobre la pareja o siendo visto o vista por la pareja. No tiene mucho más, no hay ni que saberse las tablas de multiplicar, es lo que hay.

Seguramente habrá gente que se esté preguntando cómo es posible que haya personas que quieran orinar o ser orinadas por otras. Pues la razón es la misma que la de cualquier otra práctica que provoque excitación erótica. Es algo fácticamente posible y fácil de ejecutar pero algo moralmente prohibido o, al menos, socialmente reprobado. Es una práctica que se puede ubicar dentro del BDSM, en concreto del deseo por dominar o ser dominado o incluso del apetito por humillar o ser humillado. En resumen, como cualquier otra práctica que provoque excitación o que venga guiada por el deseo erótico solo tiene sentido si es consensuada. Y nos guste o no, cada cual es libre de disfrutar con su cuerpo de la manera que más le intrigue. Pero ¿nos atreveríamos? ¿Sabríamos cómo pedirlo? ¿Sabemos cómo hacer una lluvia dorada sin que suponga riesgos para nuestra salud? Pues tampoco tiene mucha ciencia, te lo cuento a continuación.

Cómo proponer y hacer una lluvia dorada

  • Decir que quieres tener sexo con tu pareja es algo que no produce vergüenza alguna. Pero claro, otra cosa es decirle que te gustaría orinarla o que te gustaría que te orinase. Aunque ambas coinciden en algo: ¡tu pareja tiene que estar de acuerdo y para eso tenéis que hablarlo! Por resumir, no puedes mear a alguien (o pedir que alguien te mee) sin haberle dicho que eso te excita.
  • Puede ser que conozcas a una persona y haya tal conexión en esa noche de sexo casual que los dos queráis probar las mieles sensuales de la orina. Pero lo normal es que, de producirse, esta práctica se dé dentro de una relación en la que haya confianza y ganas de explorar. Y puesto que hay confianza, especialmente para una lluvia dorada, lo mejor (y casi único) que puedes hacer es decirle a tu pareja que te seduce la idea de orinar o ser orinado u orinada (¡o ambas!).
  • Una vez que los dos habéis acordado probarlo, es el momento de decidir el cómo y el cuándo. Mi humilde recomendación es que lo hagáis en la ducha, para evitar manchas y también para tener cerca el agua y el jabón. ¿Cuándo? Pues cuando os apetezca pero hacedlo sobrios. No sé si tengo que añadir que la ingesta de orina no puede ser en modo alguno buena para la salud… Ah, y cuidado si tenéis heridas, ahí no se debe orinar tampoco.

Pero espera, ¿qué ocurre si mi pareja no quiere? Las fantasías sexuales son una cosa y las personas que amamos son otra. Si tu pareja no quiere ni oír hablar de una lluvia dorada, de ti depende saber qué es lo que más vale.

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